“Sutil revolución” de Benedicto XVI en la relación con los judíos
Un sacerdote israelí comenta uno de los discursos del Papa en París
Condenado muchas veces por la Santa Iglesia Católica, ahora el Talmud es citado por un Papa. ¡Revolución, claro!
Algunos datos anexos… Cuando los Reyes
Católicos expulsaron a los judíos, la Reina Santa Isabel (y creo que
aunque terminado su proceso de canonización, no la han canonizado por
este hecho… pobres hermanitos mayores) declaraba que: En
la expulsión no se procedía contra la raza judía, sino contra la
religión judía talmúdica. Esta probado el asesinato de niños cristianos
como parte de los ritos talmúdicos y de adoradores de Satán en los que
tomaban parte judíos y cristianos renegados, el Talmud decía: “Sólo
el judío es humano, y todos los demás no judíos son animales. Son
bestias con forma humana. Cualquier cosa es permitida que está en
contra de ellos. El judío puede mentirles, trampearlos y robarlos.
Puede violarlos y asesinarlos”.
El
Talmud fue creado para mantener a los judíos prisioneros y oprimidos
por los líderes judíos al prohibir todo contacto con el Logos,
sea esto entendido como la persona de Cristo, o la verdad, o la razón
basada en principios filosóficos y lógica. Enseñados por el Talmud a
engañar, los judíos terminaron engañándose a ellos mismos y siendo
manipulados por sus líderes.
El
Talmud ha conducido a la revolución. No es necesario ser religioso para
ser talmudista. Kart Marx era ateo, pero de acuerdo a Bernard Lazare,
también era “un claro y lucido talmudista,” y por lo tanto, “lleno
de ese viejo materialismo hebreo que siempre sueña con un paraíso en la
tierra y siempre rechaza la lejana y problemática esperanza de un
paraíso luego de la muerte” (p. 99). Marx fue el arquetipo del
talmudista y el arquetipo del judío revolucionario, y como tal propuso
uno de los más prominentes falsos Mesías en la historia judía: el
comunismo mundial.
Baruch
Levy, allegado a Marx, propuso otro falso Mesías igualmente potente, la
Raza Judía. De acuerdo a Levy,el pueblo judío tomado colectivamente
será su propio Mesías… En esta nueva organización de la humanidad, los
hijos de Israel hoy desparramados en toda la superficie del globo… se
convertirán en la clase dominante sin ninguna oposición… Los gobiernos
de las naciones que conforman la republica mundial o universal pasarán,
sin ningún esfuerzo, a las manos judías gracias a la victoria del
proletariado… Así es como la promesa del Talmud será cumplida, cuando
la era mesiánica llegue, los judíos controlaran la riqueza de todas las
naciones de la tierra.
REVOLUCIÓN… SI.
SUTIL… NO
JERUSALÉN, miércoles 1 de octubre de 2008 (ZENIT.org).-
Benedicto XVI introdujo una “sutil revolución” en las relaciones con
los judíos durante su reciente viaje a París, sencillamente citando el
Talmud, explica un sacerdote israelí.
El jesuita David Mark Neuhaus,
secretario general de vicariato católico de lengua hebrea en Israel
(conocido también como “Asociación de Santiago”), lo aclara en un
artículo publicado en el sitio web del vicariato.
“Nos hemos habituado al tono amistoso
de los discursos papales y saludos a las diferentes comunidades judías
cuando el Papa, después del Concilio Vaticano II, viaja por el mundo
–dice el sacerdote, que también ejerce su ministerio sacerdotal como
encargado de la comunidad católica hebreoparlante en Haifa.–. Debería
quizá señalarse no obstante que en el reciente encuentro con los
representantes de la comunidad judía en Francia, el Santo Padre obró
otra sutil revolución”.
Cuando comentaba la importancia del sabat, el Papa dijo: “¿Acaso no dice el Talmud Yoma (85b): “El sábado ha sido dado para vosotros, no vosotros para el sábado?”.
El padre Neuhaus constata que la
Iglesia en Francia tiene una historia de censura del Talmud, el cuerpo
de legislación civil y ceremonial judíos.
“En 1929, el Papa Gregorio IX envió una
carta a los monarcas de Europa ordenándoles confiscar los volúmenes del
Talmud de las comunidades judías que vivían en sus tierras –escribe el
jesuita–. Se habían dado acusaciones de que el Talmud contenía
blasfemias contra la fe cristiana y era un obstáculo para la conversión
de los judíos al cristianismo”.
“Los monarcas europeos emprendieron pocas acciones fuera de Francia, aunque en muchos lugares se impuso la censura del Talmud”.
“En Francia, como resultado de la carta
del Papa condenando el Talmud, se estableció la primera disputa pública
entre judíos y cristianos, del 25 al 27 de junio de 1240, en París. Dos
años después, en junio de 1242, 24 carretadas de libros, incluyendo
muchos valiosos volúmenes manuscritos del Talmud, fueron quemados”.
“El rey francés, Luis IX, ordenó
ulteriores confiscaciones en 1247 y 1248, y los siguientes monarcas de
Francia mantuvieron el principio. Una posterior quema de libros tuvo
lugar en Toulouse en 1319″.
El jesuita se pregunta: “¿No es una
sutil revolución que el Santo Padre no sólo salude con fervor a la
comunidad judía de París sino que además cite el mismo Talmud
babilónico? ¿No es significativo también que cite una enseñanza
talmúdica que resuena profundamente en el magisterio de Jesús de
Nazaret?”
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