Estimados amigos:
La despiadada guerra iniciada hace un mes por Israel, para aniquilar a Hezbollah "en una semana" y, de paso, destruir a su envidiado Líbano, virtualmente ha terminado. Israel y su poderoso 6º ejército del mundo ha salido vergonzosamente derrotado. Sólo la apresurada intervención "humanitaria y pacifista" (¡ahora!, cuando Israel hacía agua por todos lados) de su socio mayor en el genocidio, EEUU, evitó que esa derrota fuera escandalosa. Hezbollah había hundido dos barcos de guerra sionistas cerca de Beirut, y destruido más de una docena de tanques en el sur, en la última semana. La soberbia Condeleeza Rice, que hasta hace unos días se mantenía ciega, sorda y muda ante el genocidio israelí de libaneses, y miraba con desdén a Hezbollah, debió apresurarse a levantar su mano afirmativamente en el Consejo de Seguridad de la ONU, pidiendo... paz.
El supuestamente "invencible" ejército sionista, armado hasta los dientes por la superpotencia dominante, ha caído vencido por el patriotismo de los libaneses, y muy especialmente por el heroísmo de los militantes de Hezbollah (con Katiushas casi de juguete...), que le han demostrado al Estado terrorista de Medio Oriente que los libaneses "no son una empanada que se come de un solo bocado" (como gustaba decir San Martín de los argentinos). Los sionistas mataron a muchos, hirieron a muchos más, destruyeron Beirut y todo el Líbano, los libaneses pagaron ese horrible precio pero no se rindieron, e Israel se vio obligado a tirar la toalla. ¡Doble y gran lección!
Caerá seguramente el torpe y brutal gobierno israelí de Ehud Olmert, subirá otro igual o peor, EEUU e Israel lamerán sus heridas, se tragarán su orgullo, fabricarán más armas y muchas más mentiras, para atacar nuevamente. El próximo zarpazo será en Siria, Irán o... la Triple Frontera. Pero lo darán. Tengan las seguridad. Quieren dominar al mundo ("A new american-zionist Century") y tratarán de hacerlo hasta que alguien les ponga freno definitivo.
Pero algo ha cambiado irreversiblemente en el planeta: ahora todos sabemos (los argentinos también) que Israel, por más ayuda anglo-norteamericana que reciba, no es invencible. De paso, sabemos que EEUU tampoco lo es. No sólo lo derrotaron los vietnamitas hace 40 años: hoy, los libaneses (Hezbollah de por medio) le han hecho saltar por el aire su estrategia de dominación para Medio Oriente. Elucubrarán otra, tan o más perversa que la anterior, pero el estigma y la vergüenza de haber sido derrotados por un pequeño país, más pequeño aún que Vietnam, no se los sacarán de encima fácilmente.
Para ellos no habrá un Tribunal de Nürenberg porque aún conservan mucho poder... sólo por ello, pero la condena moral de la Humanidad ya cayó sobre sus conciencias y sus espaldas.
Otro capítulo comienza en la política internacional de este siglo XXI: el capítulo de los dominados que reaccionan.
Mientras tanto, recordemos la Resolución General "A / RES / 3379 (XXX)", de la Asamblea General de las Naciones Unidas, aprobada el 10-11-1975, y que me acaba de enviar nuestro amigo y compañero Omar Aouada desde Misiones (gracias, Omar):
Un abrazo.
Juan Gabriel
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