lunes, 13 de febrero de 2012

PERON Y EL UNIVERSALISMO QUE COMPARTIMOS



PERON NOS ADVIRTIO DE LA INEVITABILIDAD DEL UNIVERSALISMO ALGUNOS PARRAFOS DE ESAS ADVERTENCIAS (1974)

-No se vence con violencia: se vence con inteligencia y organización; necesitamos seguir estructurando nuestras organizaciones y hacerlas tan poderosas que en el futuro sean invencibles; el futuro será nuestro.

Antiguas palabras, éstas, pero conservan aún toda su vigencia.

-Se percibe ya con firmeza que la sociedad mundial se orienta hacia el universalismo que, a pocas décadas del presente, nos pueden conducir a formas integradas tanto en el orden económico como en el político.


-La integración social del hombre en la tierra...La integración económica podrá realizarse cuando los imperialismos tomen debida conciencia de que han entrado en una nueva etapa de su accionar histórico y que servirán mejor al mundo en su conjunto y a ellos mismos, en la medida en que contribuyan a concebir y accionar a la sociedad mundial como un sistema, cuyo único objetivo resida en lograr la realización del hombre en plenitud, dentro de esa sociedad mundial.


-La integración política brindará el margen de seguridad necesario para el cumplimiento de las metas sociales, económicas, científico-tecnológicas y de medio ambiente, al servicio de la sociedad mundial.El itinerario es inexorable, y tenemos que prepararnos para recorrerlo. Y, aunque ello parezca contradictorio, tal evento nos exige desarrollar desde ya un profundo nacionalismo cultural, como única manera de fortificar el ser nacional, para preservarlo con individualidad propia en las etapas que se avecinan.


-El mundo en su conjunto no podrá constituir un sistema, sin que a su vez estén integrados los países en procesos paralelos. Mientras se realice el proceso universalista, existen dos únicas alternativas para nuestros países: neocolonialismo o liberación.

Construir al mundo en su conjunto exige liberarse de dominadores particulares. Es esta, pues, la esencia conceptual de nuestra posición, que tendrá que ser plasmada, más allá de fronteras ideológicas.

-Para construir la sociedad mundial, la etapa del continentalismo configura una transición necesaria. Los países han de unirse progresivamente sobre la base de vecindades geográficas y sin imperialismos locales y pequeños. Esta es la concepción de la Argentina para Latinoamérica: justa, abierta, generosa y sobre todas las cosas sincera.


 

-A niveles nacionales, nadie puede realizarse en un país que no se realiza. De la misma manera, a nivel continental, ningún país puede realizarse en un continente que no se realice.Queremos trabajar juntos para edificar Latinoamérica dentro del concepto de comunidad organizada.


-Nuestra tarea común es: la liberación. Liberación tiene muchos significados:En lo político, configurar una nación sustancial, con capacidad suficiente de decisión nacional, y no una nación en apariencia, que conserva los atributos formales del poder, pero no su esencia.En la económico, hemos de producir básicamente según las necesidades del pueblo y de la nación, y teniendo también en cuenta las necesidades de nuestros hermanos de Latinoamérica y del mundo en su conjunto. Y, a partir de un sistema económico que hoy produce según el beneficio, hemos de armonizar ambos elementos para preservar recursos, lograr una real justicia distributiva y mantener siempre viva la llama de la creatividad.


-Y para la fase continentalista en la que vivimos y universalista hacia la cual vamos, abierta nuestra cultura a la comunicación con todas las culturas del mundo, tenemos que recordar siempre que Argentina es el hogar.La lucha por la liberación es, en gran medida, lucha también por los recursos y la preservación ecológica, y en ella estamos empeñados.Los pueblos del Tercer Mundo albergan las grandes reservas de materias primas, particularmente las agotables. Pasó la época en que podían tomarse riquezas por la fuerza, con el argumento de la lucha política entre países o entre ideologías.En lo científico-tecnológico se reconoce el núcleo del problema de la liberación. Sin base científico-tecnológica propia y suficiente, la liberación se hace también imposible.


-Venimos haciendo en el país una revolución en paz para organizar la comunidad y ubicarla en óptimas condiciones a fin de afrontar el futuro.Revolución en paz significa para nosotros desarmar no sólo las manos sino también los espíritus, y sustituir la agresión por la idea, como instrumento de lucha política.


-Nuestra patria necesita imperiosamente una ideología creativa que marque con claridad el rumbo a seguir y una doctrina que sistematice los principios de esa ideología.Para ello debemos tener en cuenta que la conformación ideológica de un país proviene de la adopción de una ideología foránea o de su propia creación.Con respecto a la importación de ideologías directamente o adecuándolas, no sólo alimenta ella un vicio de origen, sino que también es insuficiente para satisfacer las necesidades espirituales de nuestro pueblo y del país como unidad jurídicamente constituida.


-El mundo nos ha ofrecido dos posibilidades extremas: el capitalismo y el comunismo. Interpreto que ambas carecen de los valores substanciales que permiten concebirlas como únicas alternativas histórico-políticas.


-Paralelamente, la concepción cristiana presenta otra posibilidad, pero sin una versión política suficiente para el ejercicio efectivo del gobierno.Los argentinos tenemos una larga experiencia en esto de importar ideologías, ya sea en forma total o parcial. Es contra esa actitud que ha debido enfrentarse permanentemente nuestra conciencia.



-El pueblo, fuente de permanente creación y auto perfeccionamiento, estaba preparado hace treinta años para conformar una ideología nacional, social y cristiana.Sin embargo, no fuimos comprendidos cuando, respondiendo a esa particular exigencia histórica, propugnamos la justicia social como inmanente al ser nacional, a pesar de que la justicia social está en la base de la doctrina cristiana, que surgió en le mundo hace 2.000 años.


-Al calor de intereses políticos y económicos, se originaron numerosos equívocos “como la identificación de la democracia con el liberalismo”, y a ellos se deben confusiones ideológicas que, en su momento, configuraron el marco necesario para el mantenimiento de intereses imperialistas.Con todo, esa ideología intrínsecamente argentina, y la consecuente doctrina, crecieron en la conciencia del pueblo.El justicialismo es el resultado de un conjunto de ideas y valores que no se postulan: se deducen y se obtienen del ser de nuestro propio pueblo. Es como el pueblo: nacional, social y cristiano. Es una filosofía de la vida, simple, práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista.


-Afirmé anteriormente que la importación de ideologías alimenta un vicio de origen.Detengámonos en este problema. Si una ideología no resulta naturalmente del proceso histórico de un pueblo, mal puede pretender que ese pueblo la admita como representativa de su destino. Este es el primer motivo por el cual no puede optar ni por el capitalismo liberal ni por el comunismo.


-El rechazo de las posibilidades extremas no sólo se fundamenta en la desconexión de aquellas con la estructura íntima de nuestra nacionalidad, sino también en el hecho de que su adopción implica servir automáticamente al neocolonialismo.Optar por un modelo equidistante de las viejas ideologías es, consecuentemente, decidirse por la liberación. Por más coherencia que exhiba un modelo, no será argentino si no se inserta en el camino de la liberación.Es por eso que la progresiva transformación de nuestra patria para lograr la liberación debe, paralelamente, preparar al país para participar de dos procesos que ya se perfilan con un vigor incontenible: la integración continental y la integración universalista.


-El año 2000 nos encontrará unidos o dominados,. Nuestra respuesta, contra la política de dividir para reinar, debe ser la de construir la política de unirnos para liberarnos.


-Trabajar con los pueblos: Para tener éxito en esta empresa lo esencial reside en trabajar con los pueblos y no simplemente con los gobiernos; porque los pueblos están encaminados a una tarea permanente y los gobiernos muchas veces a una administración circunstancial de la coyuntura




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