viernes, 11 de febrero de 2011

PROVOCACION KIRCHNERISTA. DECLARAN LA GUERRA AL PERONISMO



Hay que agradecer a la señora Presidenta y su comparsa, la detención del dirigente gremial Gerónimo “Momo” Venegas, secretario general de los Trabajadores Rurales y Estibadores.

Es la última bravuconada de quienes mediante su disfraz de justicialistas, han cumplido con los dictados de los enemigos de la Patria, obsecuentes y serviles del poder mundial que adueñado del país, han tratado en vano de destruir a Perón y al Peronismo, para instalar un régimen oprobioso.

Hacen sesenta y seis años, con mis quince años de edad, recuerdo acompañaba a María Eva Duarte y un grupo de amigos en su departamento de la calle Posadas, donde aguardábamos la presencia del Coronel Juan D. Perón, para festejar su cumpleaños. Cumplía cincuenta años.

Ah!… ¿Quién era ese Coronel Perón?

Simplemente el Vice-presidente de la Nación, ministro de Guerra y secretario de Trabajo y Previsión. Lo habían convocado sus camaradas para que concurriera al Acantonamiento de Campo de Mayo, donde bajo la comandancia del general Avalos, exigían una explicación sobre la gestión que realizaba, siendo su responsabilidad el haber dado dignidad a los trabajadores, de haber sentado las bases de una Nueva Argentina, en síntesis, ser el artífice del cambio que transformaba un país que era colonia, en una Nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana.



Sobre las primeras horas de la noche de ese 8 de octubre de 1945, regresaba a su domicilio el Coronel Perón. Estaba acompañado por el teniente coronel Mercante, uno de sus colaboradores. Al entrar en el departamento, quienes estábamos aguardando para festejar su cumpleaños, lo vimos entrar con el rostro enrojecido por su bronca. En la reunión con los militares le habían exigido su renuncia a los cargos que desempeñaba bajo cargos de haber dado demasiados derechos y conquistas a los trabajadores, pero más. Para que pudiera continuar en las responsabilidades de gobierno, le exigían terminar su relación con quien ya era su prometida, la actriz María Eva Duarte.

Luego de relatar a los presentes cuanto había sido aquella reunión en Campo de Mayo, se encerró con Mercante, Subiza, Russo, Bramuglia y Rudy Freude, sus colaboradores en la Secretaria de Trabajo y Previsión, donde luego de redactar y firmar su renuncia, acordaron que para su seguridad debía salir de la Capital Federal a la espera de acontecimientos.

Era el Líder del Pueblo Trabajador. Era el hombre que había ganado el corazón de los trabajadores, los humildes, los pobres, los soñadores de la Nueva Argentina, donde el sentido de Patria estaba incorporado como sangre y fuego en el corazón de los buenos argentinos, hartos de soportar a quienes serviles del poder oscuro que dominaba nuestro país, habían hecho del mismo su trofeo.

Acompañado por su novia, Eva, partió hacia la isla de los Freude en el Delta. Era el lugar donde aguardaría la aceptación de la renuncia que Mercante había de presentar, al Presidente general Edelmiro J. Farrell.

En esas horas donde un pueblo estaba reaccionando en defensa de sus derechos y dignidad, movilizándose desde sus ciudades y pueblos en el suburbano porteño, también en la calle los genuflexos, los apátridas, los eunucos, festejaban el aparente triunfo de la minoría que era los que pretendían volver a encadenarse al poder extranjero. Una orden emanada desde los despachos de los mercaderes de la Patria, comunicaba la detención por la Policía Federal de quien era ya bandera y cuerpo de una Nueva Argentina.

La Marina lo llevó detenido a esa prisión transitoria que era la Isla Martin García. Suponían que eso doblegaría al Coronel del Pueblo. Pero, bien se conocieron por rumores la detención y destino dado a quien era el hacedor de un nuevo país, quien supo romper cadenas de sometimiento, encontró en millones de trabajadores argentinos, verdadera fuerza del nuevo país con respeto a su libertad e independencia y a la incorporación de hombres y mujeres de trabajo a una nueva sociedad donde cada ciudadano era respetado como ser humano, un pueblo que salió a enfrentar a la antipatria y antipueblo, para con la liberación de su Conductor, iluminar la noche oscura que vivíamos.


El Coronel Perón, fue rescatado por su pueblo. No hubo medias tintas. Demostraron todos que hasta las últimas consecuencias, defenderían a quien les dio la dignidad que le escatimaron y negaron los opresores con tinte nacional, serviles del extranjero expoliador.

Con el marco de un ejercito de trabajadores en la Plaza de Mayo, se iluminó la noche argentina con la presencia y palabra de Juan D. Perón en los balcones de la Casa de Gobierno. Una voz, patriota, varonil, y esa consigna dada por el Lider que surgia en la Revolución del Pueblo: TRABAJADORES, UNANSE.

Decía que hoy, con mis ochenta y tres años, recuerdo aquellos días. Es el recuerdo que sobrevive dentro de una Argentina que vivió diez años esplendorosos donde conocimos la dignidad de ser hombres de una Patria independiente, libre y soberana. Donde la familia fue base y sosten de ese amanecer que han pretendido borrar los mercaderes instalados en los gobiernos que desde más de medio siglo, ha sido tiempo dedicado a desmantelar y saquear lo que es patrimonio y derechos de todos por igual.

Los últimos gobiernos, que nacen bajo una etiqueta de peronistas, el de los Kirchner, van cumpliendo y ampliando los planes del enemigo que con etiqueta nacional, es gerenciador del extranjero invasor y opresor. Los trabajadores ven perder, al igual que todos los que hacen la Patria Grande, su dignidad y derechos. Obsecuentes y traidores, quienes rompen la máxima conquista que es la Central de Trabajadores Organizados, la CGT, la convierten en instrumento de las ambiciones y planes del gobierno entregador y déspota hecho a medida y modelo del kichnerato.

Fracasados, los oscuros personajes de esta historia, Néstor Kirchner y Cristina Fernandez, presidentes a la sazon que llegan mediante el engaño y la burla que aplauden los indignos y genuflexos, rodeados por los gusanos que carcomen las bases de un país que quiere recuperarse, anuncian elecciones para colocar mediante el fraude, un partiquino, que cubra la retirada y garantice vida a los delincuentes del ideal, saqueadores del patrimonio nacional.

Un hombre de trabajo, un auténtico Peronista, tal como lo quería y señaló el General Perón días antes de su partida hacia la Eternidad, se levanta y enfrenta a la antipatria y antipueblo. Es un humilde trabajador que logra unir a los hombres de campo, a millones de obreros y obreras, rescata a niños explotados y familias sumergidas. De un sello de goma, con 15.000 referentes, convierte esa organización sindical en una fuerza que reúne a más de 800.000 trabajadores organizados, con conquistas y derechos de garantía de respeto a su dignidad y base de una mejor vida con educación, salud, capacitación y vida.


Ese Hombre, con mayúsculas, es un Trabajador Peronista, leal a carta cabal, y se llama GERONIMO VENEGAS, para sus compañeros MOMO.

Es su voz y es su ejemplo que se agiganta dia a dia, enfrentando a este gobierno de apátridas, delincuentes saqueadores que han llevado el patrimonio del pueblo a sus arcas en el extranjero, y que siendo delincuentes del ideal han encontrado en la complicidad de una justicia bastarda, al juez que sirviendo a intereses ocultos que todos presumen o conocen, ordena la detención de este gran argentino.

En un operativo que llena de indignación al pueblo argentino, que enerva a quienes no están dispuestos a ser felpudos de un enemigo que se viste de nacional, y es el hampa mafiosa organizada que se ha adueñado del país, ha sido la declaración de guerra del antiperonismo al pueblo de la patria, que ya no está dispuesto a soportar la ignominia mayor que tiene sello K.

Venegas, es el Hombre de Perón, que tomando sus banderas, llevando sus proyectos a realidades, se levanta como bastión de honor y dignidad ante la burla, la opresión, la genuflexión y atropello.

Perón, Evita y nuestros héroes y mártires, nuestros Compañeros y Compañeras que han hecho la historia para una Nueva Argentina, reclaman la unidad de todos, hombres y mujeres, ancianos y jóvenes, para que con su presencia en las calles, con el grito que aturda al mundo diciendo la verdad de esta vergonzosa hora argentina, exijamos la inmediata libertad del Compañero Gerónimo “Momo” Venegas, y con su liderazgo, que es el del General Perón en esta hora, podamos recuperar también la Patria y mancomunados en el trabajo, iluminar el cielo de la Nueva Argentina con un pueblo redimido y en plena libertad e independencia.

Como hombre de Perón, cumplo con lo que supo ordenarme cincuenta días antes de su partida, sabiendo que encontraría al Líder que será base y sostén con sus trabajadores del nuevo amanecer.

landajoramon@gmail.com


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