En el sensacional filme turco El Valle de los lobos, aparece un médico judío americano, en la cárcel de Abu Ghraib, sacándole suavemente un riñón a un prisionero árabe que sufre; lo coloca en un envase especial con la mención “a Tel Aviv”, con lo cual se refuerza la eterna amistad entre Israel y Yankilandia. La vida real imita ahora el cine, como se descubre la historia espantosa de los jóvenes palestinos objeto de cacería para robarles sus órganos internos, por parte del ejército con la moral supuestamente más elevada en el mundo (“most moral army in the world,”), o sea el ejército israelí, tal como lo publicó un diario sueco de difusión masiva.
En el mundo entero, Israel y los israelíes están metidos en el tráfico de carne humana, esta forma moderna del canibalismo. Además del caso de la red (el New Jersey ring ) mencionada en el artículo de Bolström, hay muchos más.
En Turquía: el profesor israelí Zaki Shapira fue detenido en Turquía por sospechas de haber descuartizado a unos turcos vivos, informó el diario -conocido por su antisemitismo- Jerusalem Post.
En Sudáfrica: otro diario antisemita, el New York Times, reportó el caso de una mafia israelí activa en semejante tráfico entre Africa del Sur y Brasil.
En Brasil: un oficial israelí, Gedalya Tauber, fue detenido en Brasil por incitar a los pobres a compartir pedazos de sí mismos. Largó información sobre la actividad de sus compatriotas en el ramo.
En Ucrania: el Jerusalem Post informó sobre la detención de “una red israelí dedicada al tráfico ilegal de órganos”, que llevaba a contrabandistas y receptores a Ucrania.
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