Circula secreta, clandestinamente. Para el elitismo de los iniciados,
aunque ya se vendieron 1.500 ejemplares. Cuesta encontrarlo, porque no
se exhibe en ninguna parte. Sólo disponible en librerías de una
extendida cadena.
Trátase de “La mafia judía en la Argentina”. Obra debida a Fabián Spollansky.
Contador Público. Fue auditor del Banco Israelita de Córdoba.
Empresario en Salta. 51 años. Dice ser “más judío que cualquiera de los
que nombra en este libro”. Reside en San Juan.
La portada presenta el rostro del protagonista principal. Su blanco es
Eduardo Elsztain, al que también llama El Gevatter (Padrino, en idish).
Elsztain es el poderoso titular de IRSA, Inversiones y Representaciones
Sociedad Anónima. De los hombres más ricos de la Argentina. Referente
prestigiosamente emblemático de la comunidad judía local.
Tiene el significativo kipá sobre su cabeza, enmarcada en la Estrella de David.
Que se sepa, hasta hoy, ninguno de los innumerables mencionados lo querelló a Spollansky.
Pero Elsztain, según nuestras fuentes, ya depositó el libro en el
estudio de cierto penalista respetado por su eficacia. Y por la astucia
para manejarse en la escena mediática.
“Ojalá sea así, espero ansioso que alguien me querelle”.
Lo confirma Spollansky telefónicamente, desde San Juan.
“Así puedo demostrar que, lo que cuento, es todo cierto”.
Los Lubavitch
Spollansky enumera, hasta el abatimiento, las propiedades de
Elsztain. “Los tentáculos del Pulpo”, con “vinculaciones” y controles
que se entrecruzan. Con una alegada capacidad para subir o bajar los
precios. Como así también los valores de la manipulable Bolsa de
Comercio.
Enumera las hectáreas multiplicadas por centenas de miles. Exalta una extraña parábola del drama contemporáneo:
“La mafia presiona al kirchnerismo y a la oposición. Impulsa a los
funcionarios a cobrar las retenciones, y empuja al campo a resistirlas.
Además, lava dinero” (pag 21).
Identifica la cantidad de edificios enteros, de hoteles fascinantes,
desfilan los fosforescentes shoppings, la infinidad de empresas que
conforman el circuito cerrado que le permiten, “al gang”, emprender las
-digamos- travesuras. Pero siempre con el consuelo espiritual
asegurado. Con “la protección sacra”. Conseguida a través de las
donaciones de Elsztain, humanitariamente desinteresadas. Por la
condición de máximo benefactor del grupo ortodoxo más solidario de la
comunidad. La Javal Lubavitch. ( Chabad Lubavitch )
Las reclamaciones expuestas, hacia el rabino Tzibi Grumblatt, jefe
espiritual de los Lubavitch -a los que califica duramente Spollansky,
como parte de la mafia-, componen uno de los momentos más
impresionantes del libro inflamable que tanto irrita e incendia. Que
nadie quiere asumir. Que se permite, por último, por acumulación de
datos, alcanzar la vulnerabilidad aplastante de la monotonía.
Edición del autor. 230 páginas. Caro, 89 pesos. Exclusivamente en las Librerías Distal.
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