El tiempo pasó también para los jóvenes idealistas que eligieron, en su
momento, la vía armada para tratar de imponer su proyecto político.
Proyecto que, partiendo del ideal peronista de la comunidad organizada
y de la consigna "ni yankis ni marxistas", finalizó en una mezcla
incoherente de socialismo a la criolla y yéndose a preparar
militarmente en la Cuba castrista.
No obstante lo dicho, de acuerdo a la opinión de quien esto escribe,
combatieron por un ideal que, aunque equivocado, tenía la finalidad de
cambiar lo que ellos consideraban nefasto para los intereses
nacionales.
Se jugaron el todo, hasta su vida, en ese período tan trágico de la
historia de la Patria. Pero el tiempo transcurrió y otra vez son
protagonistas. Aunque esta vez, con la mochila cargada de experiencia
de sufrimientos y frustraciones, vuelven a equivocarse si plantean otra
vez el enfrentamiento entre compatriotas.
Especialmente si lo hacen para defender a un gobierno que nada tiene de
"nacional y popular". Más bien al contrario, el proyecto del matrimonio
Kirchner comienza en Santa Cruz, cuando participan de la privatización
de YPF y cobran por ello regalías, cuyos destinos son aúun una
incógnita.
Esto está lejos de ser una anécdota. La venta de YPF fue la mas grave
defección a nuestros intereses nacionales. De aquí en más se asiste al
pago al FMI, la negación de hipótesis de conflicto -que pone a la
Nación en riesgo de su existencia-, la concentración del capital en
manos de amigos-socios, el esquema unitario del manejo del país -al
mejor estilo de los intereses del puerto de Buenos Aires-, la búsqueda
permanente de la división de la sociedad como mera estrategia de poder,
etc.
Las señales que este gobierno está dando a la opinión pública, a través
de sus operadores tácticos en el territorio, son extremadamente
peligrosas.
Esas señales declaran abiertamente que están dispuestos a pelear
nuevamente hasta las últimas consecuencias para defender un modelo
contradictorio con sus ideales juveniles.
Hasta da la impresión de que se está preparando la batalla final contra
un enemigo que, por otra parte, no deja de ser ellos mismos.
Mientras tanto, una sociedad vaciada de ideales nacionales, los observa
sin comprender la gravísima situación que se avecina y que pondrá en
peligro nuevamente la existencia de la Nación.
Por el Teniente Coronel (R) Enrique Venturino, Presidente del MODIN.
Email : eventu@arnet.com.ar
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