martes, 21 de noviembre de 2006

Objetivo Rothschild: la guerra perpetua

El amigo Rafapal nos entrega la medula del pensamiento Sionista.


1-La guerra es el último desafío que debe superar cualquier gobierno. Si consigue encarar con éxito el desafío de la guerra, sobrevivirá. Si no puede, desaparecerá. Todo lo demás, es secundario. La santidad de sus leyes, la prosperidad de sus ciudadanos y la solvencia de su Hacienda será rápidamente sacrificada por todo gobierno en aras de su supervivencia.


2-Por tanto, todo lo que sigue es necesario para asegurar que todos los gobiernos continúen aumentando su endeudamiento: envolverles en la amenaza de una guerra o en una guerra en sí misma. Cuanto mayor sea la amenaza de guerra o de mayor magnitud sea la guerra, mayor será el endeudamiento.


3-Para involucrar a un pueblo en una guerra o en una amenaza, será necesario tener enemigos con una capacidad militar adecuada. Si esos enemigos existen, tanto mejor. Si los tienen, pero no con una capacidad militar adecuada, será necesario proporcionarles dinero para que adquieran esa capacidad de hacer la guerra. Si no se tiene ese enemigo en absoluto, entonces será necesaria la creación de uno, financiando el advenimiento de un régimen hostil y guerrero.


4-El obstáculo final a superar lo constituirá si un gobierno declina financiar guerras a través de la deuda. Aunque esto pueda ocurrir, cuando esto acontezca será necesario apoyar a la oposición interna (Veáse, VENEZUELA, nota del traductor), insurrección o revolución para reemplazar al gobierno por otro que sea más adecuado a nuestros intereses. El asesinato de jefes de estado puede jugar un importante rol en este proceso.


5-No se puede permitir que ninguna nación sea mucho más fuerte militarmente que sus adversarios porque eso podría llevar a la paz y a la reducción de la deuda. Para ejecutar este balance del poder, será necesario financiar a los dos bandos en conflicto. A menos que uno de los combatientes sea hostil a nuestros intereses (en cuyo caso deberá ser destruido), a ninguno de los bandos se le debe permitir un victoria clara. Mientras que nosotros siempre proclamaremos las virtudes de la paz, nuestro objetivo no nombrado será la guerra perpetua.

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