Iyambae FM

martes, 20 de junio de 2006

Doce tesis sobre la Guerra y la Paz en Oriente Próximo


Por james petras

1.

La invasión de Iraq fue producto de un esfuerzo concertado por los sionistas usamericanos que ocupan posiciones estratégicas en el Pentágono (segundo y tercero en mando), en el Consejo de Seguridad Nacional y en la Oficina de Planificación Especial (OSP en inglés). Paul Wolfowitz, número dos del Pentágono, diseñó el ataque; Douglas Feith, número tres, planificó la falsificación de datos sobre las armas de destrucción masiva y David Frum, otro sionista, redactó los discursos de Bush, incluyendo la expresión “Eje del Mal”. Además, los poderosos lobbies judíos –como son llamados con todo derecho en Israel– movilizaron al Congreso a través de la presión directa y de su fuerte influencia en los medios de comunicación. Las grandes compañías petroleras no hicieron campaña a favor de la invasión abiertamente, ya que la guerra se percibía como desestabilizadora para sus intereses. Los sionistas usamericanos promovieron la guerra para aumentar el dominio israelí sobre Oriente Próximo y debilitar la oposición árabe a sus políticas colonialistas en Palestina.

2.

La mayor oposición a la invasión fue liderada por las fuerzas extraparlamentarias de izquierda, pues los ‘parlamentos’ en Oriente Próximo son autómatas deudores de Usamérica. En Europa reflejan una variedad de fuerzas, pero su oposición a la guerra fue principalmente diplomática e ineficaz. La actividad extraparlamentaria mostró la oposición a las políticas genocidas de EE.UU.: en Iraq, en gran parte por los 300.000 ex policías y militares laicos que fueron expulsados de forma abrupta del servicio y por fuerzas religiosas que pretenden establecer un estado musulmán independiente.

3.

La fuerza de los movimientos mundiales varía con la efectividad de la resistencia interna en Iraq. Más de una docena de países han retirado sus fuerzas de Iraq por sus caídos y porque su percepción es que las fuerzas de invasión guiadas por EE.UU. ya perdieron la guerra. Las bajas en aumento (muertos y heridos) en Iraq, cerca de 25.000 -y seguiremos contando-, han aumentado la oposición nacional del 15% al inicio de la invasión al 65% hoy (junio de 2006). No existen movimientos sociales apolíticos: su objetivo principal es el Estado, en especial el Estado imperial, cuando demandan reforma agraria, trabajo o nacionalización de recursos naturales privatizados. El gran desafío es convertir estas demandas en una lucha por un poder estatal, un punto débil en los movimientos sociales.

4.

La conciencia liberal en Iraq es sobre todo un fenómeno de la clase comerciante y de algunos intelectuales, principalmente los expatriados que vivían en EE.UU. o Europa y han regresado con la invasión usamericana. En la medida en que esta conciencia liberal ha existido en Iraq, se ha convertido en una difusa oposición nacionalista a la ocupación usamericana, incluso en los bazaari. El mayor apoyo de los expatriados en la clase política es el ejército usamericano. La sociedad de Oriente Próximo, incluyendo Iraq, contiene movimientos nacionalistas, socialistas, republicanos laicos, moderados y religiosos. Varias fuerzas básicamente republicanas-laicas se han unido a movimientos religiosos por los recursos que manejan. No siempre hay una distinción clara y explícita.

5.

La invasión usamericana de Iraq iba más allá de la expansión del poder israelí y de los intereses geopolíticos de EE.UU. Éste es un ejemplo clásico de una guerra imperialista contra un movimiento de liberación nacional. Hay diferencias culturales, pero existían antes de la invasión y existirán después de ella. Por sí mismas, las diferentes “culturas” o religiones no conducen a las guerras. Los conflictos de intereses políticos, económicos e ideológicos son la fuerza motora de las guerras.

6.

Los efectos a corto y medio plazo de la guerra imperialista han creado una enorme hostilidad hacia la presencia europea y usamericana en Oriente Próximo y en todas partes; hostilidad que no podrá superarse con facilidad, sobre todo teniendo en cuenta la “Doctrina de Guerras Preventivas” de EE.UU. y la intervención terrorista global.

7.

Los principales beneficiaros de la “guerra contra el terrorismo” son los israelíes que ocupan la tierra palestina, los movimientos sionistas globales porque la guerra realza su ‘tierra madre”, la industria mercenaria multimillonaria (llamadas ‘agencias de seguridad’) que recibe los contratos militares y el botín, la industria armamentística y la burguesía-lumpen que aprovecha los recursos estatales de las tierras ocupadas y la ayuda extranjera para enriquecimiento personal.

8.

El terrorismo desde el punto de vista estatal está, en gran parte, anclado en la práctica gubernamental de EE.UU., Israel y Europa y sus apoderados entre los escuadrones locales de la muerte, grupos paramilitares y ejércitos coloniales. La mayoría de los gobernantes árabes (Jordán, Egipto, Marruecos, los estados del Golfo, Arabia Saudita, etcétera) se dedican a actividades estatales terroristas contra disidentes en sus propios países. Al-Qaeda y otros grupos islámicos son actores marginales en el panorama de las actividades terroristas mundiales, sumando menos del 5% de los ataques contra civiles, en comparación con EE.UU. y sus secuaces en Iraq, Israel y otros lugares, que son responsables de la mayoría de las matanzas de civiles.

9.

La resistencia islámica masiva, incluyendo la lucha en Iraq, se ve como un movimiento de liberación nacional por la mayoría de los países del Tercer Mundo. La generalidad de las operaciones paramilitares en Iraq está dirigida por EE.UU. y su régimen títere, y por eso no se da respuesta a los crímenes y no se castiga a nadie. Gran parte de la lucha amainará cuando a las fuerzas usamericanas y europeas se les obligue a retirarse. El voto democrático palestino por Hamas y su ratificación del alto el fuego durante 18 meses a pesar de la matanza israelí de mil inocentes civiles, es un ejemplo de la naturaleza democrática y pacífica de la gran mayoría de la población palestina, sin importar la provocación violenta sinfín ni las incursiones y asesinatos de los escuadrones de la muerte y tropas de asalto israelíes. El reciente asesinato brutal de una familia de siete personas en la costa marítima, las mentiras arrogantes en el consiguiente encubrimiento israelí y la predecible repetición de las mentiras de Tel Aviv por parte del Lobby Judío usamericano tipifican una telaraña real de terror y decepción.

10.

La respuesta del mundo árabe al 11/9 fue variada, como en gran parte del Tercer Mundo e incluso en Occidente. Muchas personas del Tercer Mundo miraron el 9/11 como la llegada de las guerras de Washington a suelo norteamericano; al haber sufrido los bombardeos e invasiones de EE.UU. en sus propios países, consideraron el 11/9 como una extensión territorial de los conflictos en marcha. La mayoría de las clases medias y altas en todas partes se horrorizaron por el ataque y la pérdida de vidas humanas, especialmente los que tienen vínculos beneficiosos con los poderes occidentales, particularmente entre la clase asiática, latinoamericana y africana educadas, que se identifican con la cultura elitista occidental.

11.

La opinión pública occidental, incluyendo Europa y EE.UU., está profundamente divida en el caso de Irán. Muy pocos en Europa y EE.UU. apoyan la llamada a la guerra del Lobby Judío, incluso entre oficiales del ejército, profesionales y otros. Nadie en Europa, incluyendo al Primer Ministro Tony Blair, apoyan un boicot total contra Irán. Rusia y China son partidarias de la diplomacia. La facción pro-guerra de la clase dominante usamericana está bastante aislada internacionalmente y debilitada internamente por la desastrosa política de la guerra de Iraq. Aunque sin importarle nada de eso, la ultraderechista Administración Bush, ayudada y motivada por el Lobby Judío, tal vez organice un ataque aéreo contra Irán en un esfuerzo –peligroso- de aumentar temporalmente sus oportunidades electorales en noviembre de 2006. Esa guerra supondría una matanza masiva de civiles iraníes –que sobrepasaría a los casi 250.000 ya asesinados en Iraq- y encendería una conflagración general, en especial una venganza a gran escala de las Guardias Revolucionarias Iraníes que entrarían en Iraq, y de otros que podrían preparar ataques militares en las reservas petroleras de EE.UU. y Europa, llevando a que los precios del petróleo se inflen a más de $100 el barril y a una recesión mundial.

12.

Antes de la República Islámica, Irán estaba gobernada por una monarquía despótica usamericana. El Estado-policía del Sah fue uno de los más represivos del mundo; torturó y asesinó a decenas de miles de personas y produjo un exilio de más de 300.000. Fue un Estado de enormes iniquidades, resultado del saqueo de la riqueza del petróleo por EE.UU. y compañías petroleras usamericanas y occidentales. El Sah era un aliado militar de Israel y EE.UU. y cada uno respaldaba la dominación del otro. La revolución islámica terminó con la explotación extranjera, distribuyó la tierra, nacionalizó la industria del petróleo e introdujo unas definidas (por la ley islámica) y estrictas elecciones competitivas. La mala administración económica, el retorno del capital privado en los campos petroleros, la corrupción estatal y la represión de los movimientos sindicales y comerciales de izquierda han minado muchas pero no todas las reformas programáticas de la república islámica. El nuevo presidente promete incrementar el bienestar social, defender Irán de los depredadores extranjeros y promover el crecimiento económico. El asunto del desarrollo del poder nuclear de Irán lo alimenta Washington como un pretexto para devolverla a su estado anterior de suministradora de petróleo barato. Israel y el Lobby Judío secundan un ataque militar para eliminar la oposición iraní a su decisión de anexar Palestina.

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