Con enorme dolor constato día a día en que forma y con que rapidez se están deteriorando las tradicionales excelentes relaciones de los dos países fuertemente hermanados desde los albores de nuestra Historia en Común, allá por los años del Virreinato y en las primeras épocas de las Provincias Unidas del Río De La Plata, e incluso hasta la mitad del siglo XIX cuando el espíritu del federalismo bien entendido era muy fuerte y predominante en ambas márgenes Del Plata.
Tal como con gráfica e irrefutable elocuencia describió la contundente frase, argentinos y uruguayos hemos visto nacer nuestras naciones de la misma placenta, y por designio histórico debíamos formar parte de una poderosa Federación que debió ser una de las piedras angulares de la Patria Grande que soñaron Artigas, San Martín, Belgrano, Rosas, Bolívar, Perón y tantos otros; que con humanos aciertos y errores, pero con clara visión de grandeza pusieron sus energías y sus esfuerzos de vida en pos de tan grandes ideales.
Solamente la contumacia de la diplomacia anglosajona, especialista en inventar países y en trazar fronteras imposibles que sean fuentes de nuevos conflictos (por la aplicación de aquel viejo adagio político: “divide y reinarás”), pudo traer como consecuencia la transmutación de la Banda Oriental en la República Oriental del Uruguay. Claro está que la diplomacia de Lord Ponsonby (absurdamente recordado en una calle de Buenos Aires), contó como aliados al Imperio Lusitano y a los unitarios europeístas de ambas márgenes Del Plata; estos últimos ávidos del poder a toda costa y encandilados por las doctrinas del liberalismo económico, que las potencias europeas declamaban pero aplicaban solo en función de sus conveniencias.
Va aquí al caso acotar otros ejemplos de Estados inventados por la acción diplomática británica, pues dado el escaso nivel de los debates entre uruguayos y argentinos, es de suponer que el nivel cultural de unos cuantos “asesores” de ambos Primeros Magistrados no debe ser superior al de un punterito de comité o de unidad básica, con escuela secundaria mal asimilada.
Kuwait es un “invento” de la diplomacia británica, cuando a consecuencia del proceso mundial de descolonización, debió aceptar la independencia de Iraq, previo a lo cual le fabricó un “Estado Tapón” que le amputó buena parte de su territorio, formándole un cuello de botella que le dificulte su salida directa al mar. Para ello hasta prefabricó una monarquía kuwaití, la cual hasta la fecha ha sido imputada de prácticas de abuso del poder y desmesurada concentración de la riqueza en pocas manos.
La exacerbación de las diferencias religiosas en La India, fogoneada “soto voce” por agentes británicos, hizo estériles los esfuerzos del Mahatma Ghandi de conservar unido al enorme territorio original indio, dando por resultados las secesiones de Pakistán Occidental y de Pakistán Oriental –hoy devenido en Bangla Desh-. Varias guerras convencionales entre India y Pakistán, profundos odios latentes, arsenales atómicos con sus vectores de mediano y largo alcance a ambos lados de la frontera indo – pakistaní, y una absoluta falta de tolerancia religiosa; son los frutos de la partición política concretada por Lord Louis Mountbatten, el último virrey británico en La India; de la misma rama de la nobleza británica cuyos claros orígenes teutónicos han sido ocultados o transfigurados a consecuencia de las dos grandes guerras mundiales.
La partición de Palestina, concretada al final de la dominación británica en la región, creando “fronteras de trazado imposible” –como han descripto imparciales analistas expertos en geopolítica- con dos islotes geográficos palestinos separados por el nuevo Estado de Israel, han servido de motivo y pretexto para exacerbar odios milenarios en una región que es un polvorín en permanente ebullición: pero no obstante lo cual antes había permitido la pacífica convivencia de musulmanes, judíos y cristianos de diversas iglesias, en el mismo territorio e incluso en la triple ciudad sagrada (reviste ese carácter para las tres grandes religiones monoteístas) de Jerusalén.
Y en La Argentina posterior a Rosas, poco faltó para que cierto sector portuario (que varios historiadores vinculan con “el régimen” mitrista), concretara la “independencia” de Buenos Aires secesionándola de la República Argentina, lo cual a un alto costo político –los privilegios de Buenos Aires- se abortó en 1860.
En el último medio siglo las acciones de desintegración social, confusión política, retroceso económico y degradación cultural de nuestras naciones de América Latina tienen nuevos impulsores transnacionales, siempre contando con cipayos locales que por treinta denarios apoyan las crucifixiones de nuestros pueblos, y con una pléyade de incautos deseosos de lograr sus “cinco minutos de gloria mediática”, prestos a “poner el rostro” en la TV y en cuanta manifestación multitudinaria se organice, hábilmente coordinada por los expertos en efectos mediáticos de esos entes transnacionales, y sustentada por bien provistos presupuestos de los que casi nadie parece querer investigar sus “dudosas” procedencias.
Esos organismos transnacionales al servicio de la globalización se agrupan en dos grandes sectores, y fueron consecuencia de dos acuerdos diferentes pero con idénticos objetivos finales: el paulatino debilitamiento y posterior desaparición de los Estados Nacionales.
Por una parte, los entes financieros transnacionales, creados a partir del Acuerdo de Bretton Woods poco antes del fin de la Segunda Guerra Mundial, e instrumentados a fines de la década del ’40.
Por otra parte, el Club de Roma, formalmente constituido en 1968 y con su primer explosivo documento liminar de neto corte neomaltusiano divulgado en 1972; fue el origen y el promotor de las transnacionales de la ecología.
Dos de los principales y más activos entes promotores del fundamentalismo ecológico a escala planetaria –pero con fuerte agresividad en América Latina-, son World Wild Found (WWF) que tuvo como mentor principalísimo al Príncipe Felipe de Edimburgo, el consorte de la actual anciana Reina Isabel de Gran Bretaña; y Greenpeace, con base en Holanda, cuyas vinculaciones económicas con la petrolera anglo holandesa han sido varias veces puestas en el tapete por diversos analistas, y cuyo accionar se denota claramente orientado a favorecer determinados intereses estratégicos de Gran Bretaña –como fue evidente al atacar arteramente el Plan Nuclear Argentino, después que INVAP –vinculado con la CNEA- ganó la licitación internacional de Australia.
Y ahora, respetados Sres. Presidentes Néstor Kirchner y Tabaré Vázquez, parecería que en ambas márgenes Del Plata solo hubiese lugar para discursos de nacionalismos de barricada política, de gruesos cortes chauvinistas; que hubiesen avergonzado y entristecido a San Martín y a Artigas.
Parecería que en vez de la lógica mesura diplomática, del alto vuelo de las visiones de estadistas que construyen la grandeza y la unión de nuestros pueblos, del profundo análisis científico de los bien provistos entes científico técnicos que existen en ambas márgenes del Uruguay y del Plata; solo tienen lugar las altanerías de los discursos politiqueros de caudillejos barriales, el bajo vuelo de políticos cortoplacistas, las afirmaciones explosivas y de alto impacto mediático de los cultores del tremendismo ecolátrico; y coronando todo ello las confusiones conceptuales de sectores de la población, aguijoneados por el periodismo sensacionalista que tanto abunda en ambas márgenes Del Plata.
Del lado argentino, un gobernador que promovió las “acciones directas” y profirió amenazas “al voleo” (como cortar el suministro de gas) que ya tiene antecedentes de su accionar mediático montado en consignas de corte ambiental fundamentalista (como el caso de una incoherente ley antirrepresas, fogoneada por “verdes ultras” que actuaron de hecho a favor de la proliferación de usinas termoeléctricas), ley de la cual en su momento el mismo gobernador obtuvo rendimientos políticos de corto plazo.
Del lado uruguayo, un barbado senador que con argumentos pueriles e inconsistentes atacó a las centrales atómicas de Argentina.
Mientras tanto el Mercosur se resquebraja, y se fomentan enfrentamientos impensables entre hermanos muy cercano como somos los uruguayos y los argentinos.
¡Con el debido respeto a sus Altas Investiduras, por favor Señores Presidentes, paren este irracional conflicto y soluciónenlo utilizando las vías binacionales de la diplomacia y de la Política (con mayúsculas), con el debido sustento científico que dilucide la verdad de los hechos!
¡No más piquetes, pirotecnia verbal y hacerle el juego a los fundamentalistas de la ecología; ni a los voceros de empresas transnacionales que pueden escamotear informaciones técnicas precisas!
¡Nuestros pueblos quieren y necesitan cordura y visión de grandeza! ¡Ustedes tienen las capacidades y los medios a su alcance! Nuestra Historia en Común se los reconocerá.
C.P.N. CARLOS ANDRÉS ORTIZ
Ex Docente de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNaM
Especialista en Gestión de Producción y Ambiente
Investigador y escritor de temas económicos, energéticos, geopolíticos y ambientales
Cursante de la Maestría de Gestión Energética – CNEA / UNLa
FUENTE
cpncao@iposadas.com.ar
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