martes, 7 de febrero de 2006

Una Fábula de Nuestros Tiempos


Cualquier similitud con la manera en que el IPCC y sus organismos aliados desparraman el miedo al cambio climático no es ninguna casualidad


Y el Rey, seriamente preocupado, mandó a llamar su Hechicero Mayor.

– “Mis agentes en el todo el país me cuentan que la gente común está quejándose y gruñendo acerca del nivel de los impuestos. Yo necesito el dinero para cubrir el creciente tamaño de mi Corte y las necesidades de mis cortesanos. Tengo miedo de que los paisanos se rebelen."

– “Déjelo por mi cuenta, Majestad. La gente no tiene bastante de qué preocu-parse. Ellos se ha vuelto demasiado prósperos. La gente común no puede enfrentar a la prosperidad sin salirse de sus carriles volverse algo incontrolables; se les tiene que alimentar con historias de horror. Necesitan que se les cuente acerca de los gnomos, hadas y duendes en el fondo del Gran Jardín del Palacio. Entonces estarán más que felices de pagar más impuestos.”

– “No me diga que hay gnomos verdes, hadas y duendes en mi jardín!”

– “Desde ahora los hay, Majestad. Créame!”


Y así aconteció que los miembros del Colegio de Hechiceros salieron al campo y le contaron al pueblo acerca de los gnomos, hadas y duendes en el fondo del Gran Jardín Real y cómo ellos traerían grandes desgracias al país y a la Tierra. Construyeron gigantescos ídolos con brazos giratorias a través de los paisajes más bellos del país, temibles de ver y escuchar, pero garantizados por los hechiceros de ahuyentar a los terribles gnomos, hadas y duendes.

Y la gente quedó sumamente asustada. Y pagaron con gran entusiasmo impuestos mucho más altos que antes, de manera que se pudiese montar un Gran Colegio de Hechiceros, más grande aún, para estudiar a los gnomos, hadas y duendes del fondo del jardín. Y se reclutaron a muchos y sabios profesores que, desde el Instituto Inves-tigador de Gnomos, Hadas y Duendes emitían de manera regular grandes pergaminos contando acerca de horribles tiempos que vendrían, cuando la tierra estaría abrasada y reseca (o a lo mejor helada y reseca) pero de todos modos reseca, si no se pagaban los impuestos para estudiar a los gnomos, hadas y duendes.

Y el Hechicero Mayor congregó a una gran multitud, representando a los líderes de la gente común, y les habló de esta manera:

– “He viajado a una Gran Tierra más allá del mar y me he arrodillado a los pies de un Hechicero aún más grande que yo. Y Él tiene una vara mágica muy poderosa con forma de un Palo de Hockey. Cuando Él mueve este palo puede ver en su bola de cristal imágenes muy claras de los tiempos pasados. He aprendido de Él que muchos libros en nuestra Biblioteca Real, y las pinturas en nuestra Galería Real son proveedores de falsedad.

Ellos nos cuentan de viejos Malos Tiempos, cuando la tierra estaba plagada de hielo, hambre y pesti-lencia; también nos cuentan de los Buenos Tiempos, cuando las cosechas eran abundantes y la feli-cidad imperaba en los campos. Este Gran Hechicero me contó que nunca existieron esos tiempos. Las cosas han sido siempre constantes, pero, escuchad, escuchad, escuchad por favor! Hay Malos Tiem-pos que estyán a punto de caernos encima. Y son causados por los gnomos, hadas y duendes en el fondo del jardín.”


Entonces vino el Tiempo de la Gran Quemazón, cuando las viejas pinturas y grandes libros encuadernados en cuero rojo fueron sacados de las Bibliotecas Reales a lo largo del país y arrojados a gigantescas piras. Y el Rey estuvo inmensamente complacido; pero sin embargo seguía preocupado y llamó nuevamente al Hechicero Mayor a su presencia.

– “Usted ha hecho grandes cosas, Gran Hechicero, pero todavía existen bolsones de resistencia que temo que nos causarán problemas.”

– “No tenga miedo, Su Señoría, porque estamos a punto de reunir un Gran Consejo que dejará arreglado este asunto para siempre.”

– “Pero mis agentes me dicen que algunos de los campesinos disidentes están llamado a un gran consejo propio que se llamará, “No hay duendes en el jardín Real.”

– “Eso es nada más porque ellos han escuchado el rumor de nuestro Gran Consejo que se llamará “¿Podemos enfrentar las Terribles Consecuencias de los Gnomos, Hadas y Duendes en el Fondo del Jardín -y darnos el lujo de esperar un poco más?”

– “Eso es genial! ¿Se le ha ocurrido a usted solito?”

– “Bueno, Majestad, es un pequeño orgullo que yo tengo, pero está basado en un dispositivo lógico que los ancianos conocen como “Hacer la Pregunta.”

– “Pero, ¿qué hay del Consejo de los Campesinos?”

– “No tema, Mi Señor, pasará inadvertido. No es por nada nuestros Hechiceros Menores han estado cultivando la amistad de la Cofradía de los Heraldos y Gritones del Reino. Ellos dependen de nosotros para todas sus noticias y sus ganancias. Ellos saben muy bien de qué lado la tostada tiene el dulce.”

– “Además, mi pequeña fábrica de rumores está desparramando la historia de que estos pelagatos están secretamente al servicio de grandes potentados extranjeros, que nos desean el mal y nos dejarían a merced de las depredaciones de los gnomos, hadas y duendes del fondo del jardín.”

– “Gran trabajo el suyo, Hechicero Mayor! En mi próxima investidura al trono le otorgaré más títulos.”

– “Muchas gracias, Su Majestad, pero creo que estará mejor que usemos algo del dinero que se amontona ahora en los Cofres Reales para premiar a los Hechiceros Menores que hicieron que esto fuese posible.”

– “¡Por supuesto!”

Y desde entonces todos en Palacio vivieron felices y contentos. Excepto los campesinos, por supuesto, que además de estar empobrecidos y agobiados por enormes impuestos, vivieron espantados para siempre creyendo en los gnomos, las hadas y los duendes del fondo del jardín, y las horribles cosas que les harían en poco tiempo más.

MORALEJA: El que cree sin escuchar otras campanas, se merece seguir siendo estúpido.

Eduardo Ferreyra
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