Un reclamo de esta magnitud ante La Haya no le reportaría ningún beneficio a la Argentina o a sus habitantes –ni siquiera los de Gualeguaychú. No hay nada para ganar y demasiado para perder: un antecedente como este demostraría que la Argentina es un país donde las fuerzas anti-industria y antiprogreso tienen un bastión prácticamente inexpugnable, donde el ultra-ecologismo sin freno ni medida prácticamente determina quienes podrán ejercer una actividad productiva en el país.
Un poder de tal magnitud permite sospechar que, para poder establecer alguna industria de gran magnitud en territorio argentino, será necesario ceder a presiones “por debajo de la mesa” que ejercerán las ONGs ecologistas que dominan el mercado de “autorización, beneplá-cito y bendición” para funcionar sin interferencias futuras, sin campañas ni cortes de ruta. Otra gente menos delicada les llama “retornos”, y los más crudos las denominan “coimas”.
Un reclamo ante La Haya, que avala la postura irracional de Greenpeace, dejaría muy mal parada a la Argentina ante la comunidad internacional (Hay quienes piensan "que le hace al tigre una mancha más"), pero por sobre todo a los inversores que, hoy por hoy, están invirtiendo enormes, multimillonarias sumas de dinero en México o Brasil, y no en Argentina donde el ultra-ecologismo tiene un poder casi omnímodo sobre la actividad productiva, sea industrial o agrícola. Brasil y México "se cortan solos" por la cancha latinoamericana mientras que nosotros no jugamos ni de aguateros.
Si bien recurrir ante la Corte de La Haya es una salida elegante para el diferendo con Uruguay (patea la pelota cinco o seis años para adelante), el problema interno queda abierto y sin solución porque las “Asambleas de Ambientalistas” 'autoconvocadas' (léase: 'magníficamente manipuladas por Greenpeace') no cejarán en sus cortes de rutas y bloqueos a camiones chile-nos con material para Botnia. Si el gobierno provincial de Ente Ríos no hace cumplir la ley e impide que los cortes sigan avasallando los derechos civiles y humanos de miles y miles de personas que cruzan los puentes y transitan por las rutas argentinas, quedará muy claro que el Poder Ejecutivo entrerriano está, no sólo avalando los delitos que se cometen sino que los ha impulsado desde un principio, como se ha venido denunciando desde que comenzaron los cortes. El mismo gobernador lo dijo a la prensa repetidas veces: “No están bien los cortes de ruta, pero yo apoyo el reclamo de los vecinos de Gualeguaychú.” Como el reclamo se manifiesta en cortes de ruta y otros delitos, el Sr. Gobernador de Entre Ríos, está delinquiendo, desde apología del delito, pasando por mal desempeño de la función pública, hasta asociación ilícita. ¿No habría que comenzar a hablar de Juicio Político? El correcto y sano funcionamiento de las instituciones cívicas ¿no lo exige así?
La parte técnica
Es evidente que, aunque la corte Internacional de La Haya es un cuerpo bastante ineficiente y muy decorativo, los pelucones que presiden el Tribunal no quieren chismes ni habladurías como pruebas sino que exigen hechos concretos y comprobados, como en el caso de Milose-vic. Podríamos imaginar una escena entre los jueces de La Haya y los representantes argen-tinos, en este caso el amigo Busti:
Jueces: “Bien señores, ¿qué tienen para decirnos?"
Busti: “Las papeleras que se instalan en Fray Bentos nos van a envenenar, contaminar el ambiente, provocarán cáncer desde Gualeguaychú hasta la Antártida. Queremos que ustedes la prohíban.”
Jueces: "Todo OK, pero necesitamos las pruebas. ¿Las tienen?"
Busti: “Sí, un amigo mío que sabe mucho [vendría a ser Greenpeace] dice que las emisiones de dioxinas al ambiente serán perjudiciales al ambiente, los animales y los seres humanos. Prohíban las papeleras."
Jueces: "Tà bien, pero necesitamos un estudio de emisiones al ambiente que aún no han sido realizadas, para saber si en verdad a) serán nocivas para la población y el ambiente, y b) si hay lugar para poder prohibirlas."
Busti: "Pero, ¿no entienden, o son tontitos? Greenpeace dice que nos envenenarán. ¿No les basta con la palabra de Greenpeace?"
Jueces: "Mucho me temo que no. Hacen falta datos técnicos y científicos realizados, no por Greenpeace, sino por técnicos de verdad. ¿Los tienen?"
Busti: "NO, pero la gente en Gualeycuachú está muy caliente! El sentimiento de la gente ¿no vale nada?"
Jueces: "En este caso menos que un choripán. Empecemos por lo técnico. ¿Saben cuál será la tecnología que usarán? a) Blanqueo por Cloro puro, b) Libre de cloro ele-mental, o c) totalmente Libre de Cloro?"
Busti: "Es la Libre de Cloro Elemental, pero nosotros queremos que sea Totalmente Libre de Cloro, o sino nada."
Jueces: "Mire amigo, la Libre de Cloro Elemental es la aprobada para uso obligatorio en Europa a partir del año que viene, a seis meses fecha. No sé si usted se ha ente-rado, pero es la recomendada porque sus emisiones de dioxina son casi imperceptibles y despreciables en cuanto a daños al ambiente y a los seres vivientes."
Busti: "No importa! Lo mismo queremos la Totalmente Libre de Cloro o seguimos cortan-do los puentes!"
Jueces: "Si cortar puentes es su hobby, adelante y que Dios lo ayude, pero aquí no se viene a joder con argumentos infantiles. O trae pruebas concretas de daños irreversibles al ambiente y a la salud humana o no hay fallo favorable a sus preten-siones. ¿No se había asesorado antes de venir aquí?"
Busti: "Ya les voy a acusar con mi mamá! O peor todavía: con mi amigo Chávez!"
Y Colorín, colorado, el asunto La Haya, como un globo se ha pinchado...
Pero Busti sabe muy bien que en La Haya no lo van a recibir para tomar ni un cafecito. Esta enorme y trágica payasada que ha sido la oposición a las papeleras ya no daba para más, las papas comenzaban a quemarse y en cualquier momento el asunto de la renuncia se la podían tomar en serio. Y no es cosa, como decía el inefable Tato Bores, de que soltar el Manijón. ¿Cómo aseguramos después una vejez tranquila con vacaciones en Saint Martens, o Tahití (Cariló es kisch, y Punta del Este es territorio vedado durante décadas por venir!).
En los diarios se pueden leer toda clase de opiniones de fuentes diplomáticas, mentideros políticos, y otras “calificadas” cloacas parecidas, sobre la inutilidad de recurrir al máximo tribunal por un asunto tan nimio y con argumentaciones tan endebles que merezcan ser escuchadas –y encima sin pruebas científicas de ninguna clase que sea! Sabemos que los políticos pueden ser cualquier cosa que a uno se le ocurra, pero de estúpidos no tienen un pelo. Sin embargo, ¿habrá alguna excepción que confirme la regla? No se pierda el próximo capítulo de este culebrón!
Eduardo Ferreyra
Presidente de FAEC
FUENTE
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