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Como los amables lectores habrán notado, estas últimas semanas he tenido bastantes distracciones y he descuidado esta humilde bitácora, no sólo por razones sociales sino también por complicaciones cibernéticas. Pero sépase que tengo la firme intención de tarde o temprano (espero que más bien temprano) reanudar el ritmo de publicación que era costumbre.
Tengo varios temas en mi cabeza que necesito desahogar. El primero es un fascinante debate en los sitios alternativos de noticias en inglés al que he estado prestando atención con el limitado acceso a la red con el que he contado recientemente (me encantaría encontrar este tema tratado con igual dedicación en los sitios en español, pero hasta ahora no lo he visto. Es una lástima, porque las implicaciones nos conciernen a TODOS los habitantes del planeta, no sólo a quienes sufren directamente de las fechorías que un grupo de patócratas comete desde Washington, Tel Aviv, y otras capitales del mundo). La mayoría de ustedes ya estarán familiarizados con dicho debate: ¿qué se impactó contra el Pentágono la mañana del 11 de septiembre del 2001? Por un lado, tenemos a los fieles creyentes de la versión oficial, que aseguran que un avión Boeing 757, secuestrado por fanáticos musulmanes, hizo el desproporcionadamente pequeño hoyo en la fachada del edificio. Por otro, tenemos a quienes su sentido común, observaciones e investigación
les indica que se trató de otra cosa: algún tipo de misil o una aeronave más pequeña, quizá una no tripulada del tipo GlobalHawk. Los argumentos de este segundo bando los pueden encontrar expuestos de modo claro y conciso en la presentación de Flash Ataque al Pentágono, disponible en varios idiomas, incluido el español.
Fue, de hecho, esa pequeña e ingeniosa presentación de Flash la que repopularizó el tema cuando parecía haber sido olvidado. Resulta que poco tiempo después de que el video circulara por la red, los agentes de COINTELPRO reaccionaron con un esfuerzo de control de daños. Por ejemplo, apareció un artículo en la revista Popular Mechanics que bajo la bandera de la "ciencia" alegaba que era absurdo pensar en conspiraciones acerca del 11-s (como ustedes saben, no todo el que dice trabajar en nombre de la ciencia realmente lo hace. Del mismo modo, no todo líder político que dice luchar por el bienestar común realmente lo hace). Además, los creadores de la presentación de Flash fueron entrevistados por un diario norteamericano con la intención de sutilmente sugerir a sus lectores que se trataba de gente no razonable a la que convenía no prestar atención.
Otra medida de control de daños resultó ser un artículo que apareció en un sitio supuestamente dedicado a teorías de la conspiración: el foro de Above Top Secret. Una vez que los autores de la presentación de Flash se enteraron de la existencia del artículo de ATS que apoyaba la versión oficial, se dieron a la tarea de refutarlo punto por punto. El artículo escrito por Joe Quinn, colega del creador de la presentación de Flash, es muy extenso y detallado y yo no le haría justicia dándoles un resumen o traduciendo sólo algunas partes. Baste decir que cumple su cometido y contesta a ATS por medio de la lógica y la evidencia. Si leen inglés, se los recomiendo. Lleva por título "Evidencia de que un Pescado Congelado no chocó contra el Pentágono - y tampoco lo hizo un Boeing 757".
También puede resultarles de interés echarle un vistazo al blog de Laura Knight-Jadczyk, también colega de Joe Quinn, quien relata el modo más bien agresivo con el que reaccionaron los dueños de Above Top Secret. Es especialmente útil leerlo porque LKJ especula quiénes podrían ser en realidad los autores de dicha página (utilizan seudónimos), y si podrían estar vinculados con algún programa de contra-inteligencia. Entre otras cosas, cita un caso muy curioso, el de un tal Christian Bailey, un "nerd" británico que recibió un contrato millonario del Pentágono ¡para diseminar historias tendenciosas en Irak - es decir, para esparcir propaganda favorable a los invasores al estilo COINTELPRO! Así es, amables lectores. El Imperio no sólo cuenta con sus propios agentes, sino que además paga a otros para que les hagan la sucia labor de esparcir información falsa y tendenciosa en los medios masivos. ¡No piensen por un segundo que Internet está a salvo de la desinformación! ¿Cuántas de las páginas que se dicen promotoras de la verdad en realidad nos están engañando? Mi recomendación: armémonos de razonamiento crítico y examinemos la evidencia desprejuiciadamente para determinar cuál fuente es legítima y cuál no.
Mientras tanto, las almas de los pasajeros del vuelo 77 y demás víctimas del 11-s esperan que se les haga justicia
Fuente
ParenelRuido
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